domingo, 27 de abril de 2014

Las biblioteca$ venezolana$ y el excremento del Diablo - II

[Leer la Primera Parte: Las biblioteca$ venezolana$ y el excremento del Diablo - I]

Tomada de Venelogia.com
Pues bien, luego de revisar a fondo las Memorias y Cuentas del Ministerio para la Cultura, órgano del sector ejecutivo al que se encuentra adscrito el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Bibliotecas, se pueden ofrecer algunas cifras, expresadas tanto en bolívares como en dólares, de lo que imaginamos se ha invertido en nuestras bibliotecas en los últimos años:

- Para el año 2005 la Biblioteca Nacional ejecutó más de 38,7 millones de bolívares en recursos presupuestarios, el equivalente a más de 20,1 millones de dólares.
- En el 2006 la Biblioteca Nacional devengó ingresos por más de 53,3 millones de bolívares, al cambio oficial, unos 24,7 millones de dólares. Este año fue de elecciones presidenciales, por lo que se disparó el gasto público.
- La cantidad de recursos devengados por la Biblioteca Nacional en el 2007 fueron cerca de 70 millones de bolívares, aproximadamente 32,3 millones de dólares. Al final de este año fue negada una reforma constitucional llevada a referéndum, una de las pocas derrotas de Chávez en las urnas.
- En 2008, año de la reconversión monetaria, la Biblioteca Nacional ejecutó proyectos por el orden de los 54 millones de bolívares, lo que representa unos 25,1 millones de dólares. Se observa un decrecimiento con respecto al año anterior, coincidencia o no, ese mismo año los precios del petróleo cayeron de forma abrupta.
- Para el 2009, la Biblioteca Nacional recibió transferencias de recursos para sus proyectos por cerca de 71 millones de bolívares, unos 32,9 millones de dólares. A pesar de la caída de los precios del petróleo el presupuesto aumentó, cabe recordar que ese año se registró el proceso electoral para la aprobación de una enmienda constitucional a favor de la reelección indefinida.
- En 2010, a la Biblioteca Nacional se le había aprobado un presupuesto de poco más de 90 millones de bolívares, sin embargo, recibió recursos por el orden de los 138,1 millones de bolívares. Una importante diferencia considerando que se había solicitado para ese ejercicio fiscal más de 70 millones de bolívares, asumimos que esta diferencia se debe al aumento de la tasa de cambio oficial para la adquisición de divisas. En definitiva, al tipo de cambio oficial, la institución recibió unos 32,1 millones de dólares.
- Para el año 2011 la Biblioteca Nacional recibió recursos por más de 193,3 millones de bolívares, casi 45 millones de dólares. Un crecimiento importante del presupuesto, asociado a la recuperación de los precios del petróleo en el mercado internacional.
- En 2012 la cantidad de recursos transferidos presenta otro aumento importante y alcanza los 221,1 millones de bolívares, un equivalente a los 51,4 millones de dólares. Este período también significó un año electoral, dicho sea de paso, presidenciales, decisiva en la carrera del chavismo por aferrarse al poder y darle sentido a la reelección indefinida. Ese año rompió todos los récords históricos en los indicadores del gasto público social.
- Y, finalmente, en 2013 la Biblioteca Nacional percibió unos 330,6 millones de bolívares, que al nuevo tipo de cambio oficial significó en divisas unos 52,4 millones de dólares. Nótese que a pesar del aumento significativo en bolívares (en más de 100 millones) con respecto al año anterior, la cantidad en dólares no creció en la misma proporción. Esto, debido al incremento en la tasa de cambio oficial para la adquisición de divisas, que se tradujo en una devaluación implícita de la moneda nacional. Síntomas crecientes de la crisis económica que, de forma bastante contradictoria (altos precios del petróleo), hoy padece el país.

En resumen, entre el 2005 y el 2013 el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Bibliotecas de Venezuela recibió un total de 1.169,9 millones de bolívares, es decir, alrededor de 315,9 millones de dólares, para la ejecución de proyectos institucionales asociados al desarrollo del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. De hecho, la formulación de las políticas públicas desde la Biblioteca Nacional ha dirigido su planteamiento en ese sentido: en un primer momento, durante el período 2005-2008 con el proyecto denominado “Fortalecimiento de la Biblioteca Nacional y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas”; luego, los años 2009 y 2010 reorientaron los proyectos hacia el “Reimpulso de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas”; y entre 2011 y 2013, el proyecto ha pasado a denominarse “Fortalecimiento y Reimpulso del Sistema Nacional de Bibliotecas y la Biblioteca Nacional”. Lo que en teoría significa que la mayor parte de los recursos ejecutados han debido dirigirse a la inversión y desarrollo del sistema público bibliotecario.


En cuanto a resultados de la inversión, muchos son los logros resaltados en los Informes de Gestión contenidos en las Memorias. Sin embargo, hay un conjunto de obstáculos o dificultades que se presentan durante la ejecución de los proyectos año tras año. Preocupa sobremanera que a lo largo de los años destaquen: falta de recursos, insuficiencia de recursos financieros, recortes de inversión, insuficiencia de recursos presupuestarios, insuficiente asignación de la Ley de Presupuesto, y afines. Resulta increíble la serie de problemas que aún hoy persisten:

Falta de personal, para la atención y organización de los depósitos de colecciones en los diferentes servicios de la Biblioteca Nacional y la Red Metropolitana, y la suspensión del Sistema de Información NOTIS que generó retrasos y rezagos en la distribución de volúmenes al Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.

Incumplimiento de la Ley de Depósito Legal, insuficiente personal especializado, e insuficiencia de recursos financieros para atender las necesidades de mantenimiento de la infraestructura de las bibliotecas públicas.

Recortes de inversión previstos para la adquisición de los materiales bibliográficos, no bibliográficos y audiovisuales, por la vía de la compra para el enriquecimiento de las colecciones, deterioro de las infraestructuras, falta de mantenimiento preventivo y correctivo de las bibliotecas públicas, y obsolescencia de equipos de computación y sistemas, que ocasionan la lentitud en los procesos.

Desactualización en las colecciones, de materiales extranjeros y nacionales, falta de insumos para la edición y difusión en papel de documentos de apoyo técnico a los bibliotecarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, falta de transporte para trasladar al personal, insuficiencia de recursos presupuestarios para atender las necesidades de la Red de Bibliotecas Públicas de los estados, y fallas constantes del sistema automatizado NOTIS debido a su lento proceso de sustitución.

Dificultades en la recolección de la información estadística, de algunos servicios bibliotecarios públicos en algunos estados, retrasos en el procesamiento técnico definitivo de las colecciones de la Biblioteca Nacional y de las Bibliotecas Públicas (caso NOTIS), falta de insumos y materiales importados, que afecta la realización de actividades de preservación y conservación, déficit de talento humano capacitado y especializado.

Insuficiente asignación de la Ley de Presupuesto, para adquirir por la vía de compra, los títulos y los ejemplares de materiales audiovisuales, bibliográficos y no bibliográficos, para atender las necesidades de información de los usuarios, de la Biblioteca Nacional y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas; y además, falta de materiales y suministros importados, para conservar, duplicar y microfilmar las colecciones.

Para tener alguna idea de lo que representa la inversión en bibliotecas en Venezuela volvamos a las cifras. Según la estatal petrolera PDVSA los ingresos por ventas de petróleo crudo y sus productos entre 2008 y 2012 superan los 520.000 millones de dólares. Por su parte, los recursos transferidos a la Biblioteca Nacional en el mismo período suman 186,4 millones de dólares. Si cruzamos una información con la otra obtenemos una aproximación cuantitativa de lo invertido en el sector bibliotecas con relación a los ingresos petroleros. Entonces, podemos decir que la inversión social dirigida al sector de bibliotecas en Venezuela durante el período 2008-2012 representa en promedio el 0,03% de los ingresos totales que por concepto de ventas de petróleo se generaron en el mismo período en nuestro país.

Por alguna razón el 80% de la población reconoce que no asiste a una biblioteca, apenas un 9,1% visita una biblioteca pública y un efímero 1,2% de la población acude a la Biblioteca Nacional, según el Estudio del Comportamiento Lector, Acceso al Libro y la Lectura en Venezuela, realizado por el Centro Nacional del Libro en 2012.

Ahora, cuáles son las tendencias o cuáles son los retos que vienen. Por una parte, los estudios indican que las reservas probadas de petróleo en todo el mundo garantizan el suministro de crudo en el futuro, hecho que tiene como principal figura a Venezuela; además, la demanda energética se mantiene principalmente por el alto consumo de los países emergentes, lo que significa que los precios del petróleo se mantendrán en alza. Salvo algún imprevisto político de los emergentes que los lleve a consumir menos (Op.cit. Ortega, p. 25). Y por otro lado, a pesar de que el porcentaje de inversión en bibliotecas es ínfimo con respecto a toda la bonanza petrolera que –en teoría– genera Venezuela diariamente, los recursos asignados a la institucionalidad bibliotecaria no dejan de ser relevantes. El gran problema surge cuando en reiteradas ocasiones se presentan serios déficits presupuestarios y no son atendidos con la efectividad necesaria, quizás, una reforma legal en el futuro para el financiamiento de las bibliotecas que la aleje de la dependencia casi incuestionable de “papá Estado”, pudiera ser parte de las múltiples soluciones que se requieren.

Hemos visto que efectivamente en la patria natal del Libertador Simón Bolívar en este comienzo un tanto accidentado del siglo XXI se ha hecho un esfuerzo en inversión social, al menos desde el punto de vista numérico o estadístico, sobre todo en educación. Pero lo más mínimo en cultura, comunicación, ciencia y tecnología; es decir, bastante menos en emprendimiento, innovación y competitividad. En un momento vital en el que el mundo entró en la era de la información, que inició el discurso global de la Sociedad de la Información, en el que las tecnologías de información y comunicaciones se convirtieron en protagonistas y en el que como nunca toca cerrar las brechas sociales, y sobre todo una nueva en la lista: la brecha digital; allí, en ese momento, resurgen las Bibliotecas. Así las cosas, nos preguntamos: ¿Se han aprovechado los recursos históricos de los últimos lustros para impulsar en Venezuela a las bibliotecas, como una institución fundamental para la democracia, el cambio social, el desarrollo humano y la innovación?



Evidentemente, no. Por ello, todo parece indicar que -y en palabras del “profeta olvidado” Juan Pablo Pérez Alfonzo- seguiremos “hundiéndonos en el excremento del diablo [6]. Y eso, tristemente, no excluye a nuestras bibliotecas.


Sólo me queda invocar a Don Uslar y tener esperanzas en aquella utopía nuestra de la aparente primavera no perecedera: sembrar el petróleo.

Por Renny Granda

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