viernes, 2 de mayo de 2014

¿Usted lo ha visto?

Foto tomada de Lavinotinto.com
A propósito del regreso a las Grandes Ligas de Bob Abreu, actualmente líder histórico entre los venezolanos grande-ligas en dobletes (566) y bases por bolas (1.456), segundo en carreras anotadas (1.442) e impulsadas (1.351), tercero en hits (2.439) y bases robadas (399), cuarto en triples (59) y cuadrangulares (288). Empatado en el tercer puesto con el único venezolano en el Salón de la Fama (Luis Aparicio), como el criollo con más temporadas (18) en Las Mayores.

Ha estado muy cerca, siempre lo ha estado, entre lo divino y lo grandioso, obrando en lo que se quiere, lo que se siente. Lo han visto, volando entre las nubes y la gloria de las mayores, con un vuelo bajo que poco a poco va ascendiendo y tan alto que se pierde de vista. Estamos en presencia de un cielo oscuro, lleno de estrellas, estrellas que dan luz, llenan de vida ese fondo sin final, donde los mejores –repletos de ese don especial– aguardan su momento. Es un cielo abarrotado, con un nuevo cuerpo celeste.

Lo han visto, desde pequeño batallando contra los obstáculos de lo todo posible, valiente y sereno, esperando su oportunidad. La tiene, y no la desperdicia, se convierte en el hombre de confianza, el hombre de cierre, el hombre para el final. Paso a paso, colocando cada piedra para la montaña; ya es el primero, la primera opción para atacar y defenderse, completo con cada herramienta, instrumentos para la creación del juego: velocidad, rapidez representada en el movimiento de las piernas para el robo de bases y el alcance de las metas; poder, energía interna de ocasión especial que respira con el jonrón; contacto, la perfección de los sentidos para observar y proyectar la dirección de la esférica; brazo, facultad humana de gran alcance para realizar los out y exigir respeto; buen guante, objeto de la estrategia defensiva y ya saben el resto. Es la etapa del desarrollo integral del ser, va complementándose de elementos en trabajo y esfuerzo, constancia, disciplina y dedicación, lo hace a cada momento.

Lo han visto haciendo espacios, abriendo caminos, derribando muros; allí, en su terruño, vive su talento, lo desarrolla, comienza el “boom” de la expansión. La naturaleza del ser lo lleva a ese plano. En paralelo, va dirigido a explorar nuevos horizontes, cruza las fronteras y se encuentra con un mundo nuevo, un mundo dinámico, lleno de expectativas. Etapa de preparación, nada es perfecto, el tiempo y el esfuerzo desarrollan, demuestran, convencen. Ha llegado para quedarse, a vivir lo que él quiere y puede ser, en representación de su orgullo, de su Turmero, de su Venezuela, de sí mismo. Una vez arriba, en el máximo de los escenarios, llega la hora de enfrentar las situaciones, las cosas de la vida. Una vez allí, vive para lo que ha nacido, su razón de ser.

Lo han visto, desde su incorporación a ese gran mundo, muy tranquilo, muy pasivo, relajado, pero dispuesto a dejar marcas en su largo camino. Por eso los números no mienten y la huella imborrable del triunfo y de los logros apenas comienza a estamparse. Desde ser el primer venezolano 30-30 en las mayores hasta convertirse en el segundo león campeón bate con mas de 400 puntos en Venezuela, o de ser el primero de todos los tiempos, de los Fílis, con mayor porcentaje de embasado a ser el primero en conectar el primer cuadrangular en el nuevo Citizens Bank Park. Es historia y comienza a registrarse.
 
Foto de AVS

Lo han visto, en comerciales de TV, trabajando en equipo, desatando su chispa criolla y sirviendo de modelo a la juventud con “Atrévete a más”; con los “Amigos de Abreu”, mostrando su lado humano, su conciencia social; o echando un pie al son de la salsa en algún evento de exhibición o Home Run Derby. Ejemplo de humildad y sencillez.

Es el final del noveno, Caracas abajo por una, es el “Comedulce” camino al home plate, ya preparado, allí viene, sopla el viento sobre su rostro, se acerca la bola con mucha velocidad, los movimientos y la mecánica de su cuerpo enseñan la elegancia de un swing de fuerza interna, de poder ocasional, que lleva la pelota a lo más lejano de las gradas, y vibran de emoción, pasión y sentimiento miles de seres que lo siguen y lo acompañan. Bob Abreu retoma el vuelo, abre sus brazos y recorre así los últimos noventa pies del jonrón ante su público en señal de ánimo, alegría y corazón; sigue en su vuelo, brazos abiertos sobre el horizonte y se eleva hasta extraviarse. ¿Usted lo ha visto?... pues, obsérvelo, detállelo, identifíquelo, reconózcalo. El mañana es ahora, Bob y su 53 se pierden de vista, van directo a esa constelación, a ese cielo oscuro, donde los mejores brillan con luz propia e iluminan su alrededor.

Ensayo finalista en el Concurso "Viaje a las Grandes Ligas con los Líderes Maltín Polar" presentado durante el VII Curso de Especialización en Periodismo Deportivo, en la Universidad Simón Bolívar en junio de 2004.

Por Renny Granda

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