miércoles, 26 de marzo de 2014

Del Gran Hombre al Gran Hermano

La dinámica del totalitarismo en la Venezuela del S. XXI.

Hugo Chávez es "El Libertador del s. XXI",  según esta imagen ubicada en la Av. Universidad, Caracas.
Foto de @ErwinLopezCcs

Josefina se siente consternada mientras mira la pantalla de su computadora. Su reciente interés por las redes sociales se ve perturbado por imágenes que ofenden, el propio 5 de marzo, la memoria del Comandante Eterno. Vehementemente exclama: ¡Insultar a Chávez es como insultar a Bolívar! Otro vecino le responde: “e insultar a Bolívar es como insultar a Cristo Jesús”.

Sirva esta pequeña anécdota para definir uno de los principales males de nuestra sociedad: el personalismo, que podemos explicar –para el propósito de este artículo– como la creencia en un Gran Hombre, quien es designado por fuerzas históricas, por la providencia, por Dios o por quién sabe qué o quién, para regir sin límites (en aras de conservar el orden y lograr el progreso) los destinos de una sociedad díscola y anárquica. 

Sí, esta definición nos retumba en los oídos. Venezuela ha tenido muchos grandes hombres y podemos empezar refiriéndonos al más grande de todos, al genio de la América, al gran militar, estadista, político, pensador, genio literario, maestro de las artes, patriota, desprendido, libertario, revolucionario, emancipador, socialista, antiesclavista, anticlasista, progresista, comunista, fascista, ídolo de masas y de misses: sí, nuestro gran Padre Simón Bolívar. La vida y los escritos del Libertador sirven de base para cualquier cuento de camino, que –a partir del inicio de su culto durante el Guzmanato– los gobernantes, incluso, utilizan para seguir sometiendo a los venezolanos a la miseria intelectual y moral.

Las palabras que acabo de decir parecieran muy fuertes, pero ¿acaso el discurso de este gobierno, al igual que el de otros en el pasado, no corresponde a una idealización de la gesta independentista, que les permite seguir en el poder o llegar a él? Para muestra un botón: la misma Mesa de la Unidad decidió nombrar su comando de Campaña en honor a nuestro primer Gran Hombre. El discurso, en este sentido, se repite porque es útil. Sólo una gran personalidad carismática es capaz de aplacar el cuero seco, por eso le pongo a mi Comando “Simón Bolívar” y no José María Vargas, Andrés Eloy Blanco o Fermín Toro. Claro, éstos eran civiles sin las gónadas ni el carisma suficiente para mandar en Venezuela. Además, Bolívar, sabía de todo e incluso predecía el futuro porque “los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.

Una de las tantas propagandas destinadas a
enaltecer la figura de Hugo Chávez.
Eje del Buen Vivir, Caracas.

Foto de @ErwinLopezCcs
Esta ideologización sutil con Bolívar, y con otros grandes hombres que lo sucedieron y actuaron en su nombre, siempre ha sido un lastre para el desarrollo, porque esconde una gran verdad que historiadores de la talla de Germán Carrera Damas y Manuel Caballero han establecido y defendido con vehemencia, en aras de lograr una sociedad diferente. Los venezolanos no nos sentimos capaces de regir nuestro propio destino como individuos y por eso recurrimos a la figura de un gran hombre, que esté presente, para resolver nuestros problemas como sociedad: Guzmán Blanco fue el gran civilizador de la barbarie decimonónica, Gómez era el gran loquero que metió en cintura a Venezuela, Chávez fue el gran humanista, el Cristo de los pobres, y así –con ellos– seguimos quitándonos la responsabilidad individual y colectiva que tenemos para con nosotros mismos y para con nuestra sociedad.

En la Venezuela que vivimos, la prematura muerte que sufrió Hugo Chávez le salvó del juicio en vida. Su partida hizo que sus acólitos siguieran pensando que “su siembra” no dio los frutos amargos de la polarización política, el descalabro económico, el resentimiento, la pobreza y la miseria moral. Los versados ideólogos del gobierno hablan de que el legado de Chávez es la construcción de una serie de valores que, acompañados por la ideología bolivariana (sic), van a servir para constituir la patria nueva y el hombre nuevo, claves en una Venezuela con soberanía plena, de la mano del socialismo, que genera mayor igualdad y felicidad. Es decir ¡Tenemos Patria!

¿Qué se esconde detrás de esto? Considero, muy humildemente, que la situación que vivimos difiere parcialmente con la de los venezolanos, que de una manera u otra, se enfrentaron en el pasado a los grandes hombres. Esta vez la creación del mito del Gran Hombre-Chávez Eterno, del Comandante sideral, está acompañada de un refrito muy peligroso para nuestra sociedad. Vivimos, en Venezuela, la construcción acelerada de un sistema totalitario bajo la sombra del Gran Hombre, que se “sembró” el 5 de marzo. Muchos considerarán mi afirmación como algo exagerada; pero, poco a poco, están tomando forma diversas estrategias políticas, militares y sociales que me llevan a asemejar el régimen que se está figurando en Venezuela con aquel de la Unión Soviética, parodiado por George Orwell, extraordinariamente, en su novela 1984, y que gobierna en La Habana desde hace décadas.

Hay elementos de sobra para decir esto, Chávez se ha convertido en la versión tropical del “Gran Hermano”. ¿O acaso ustedes no han observado los amenazantes ojos que “vigilan” a la población desde cualquier punto de nuestras ciudades? Llena estaba la Unión Soviética de retratos de Stalin y de Lenin. De la misma manera, el gobierno usa su propaganda  para hacer que Chávez esté presente, “todos somos Chávez” dirían algunos. “Chávez vive”, gritan los soldados mientras marchan al ritmo de la música castrense. “El hijo de Chávez” se considera el heredero impuesto, su legado es eterno, dice la prensa oficial. Este gran esfuerzo propagandístico, para mantener a los adeptos en sintonía con el fenecido líder, se ven acompañados por una estrategia comunicacional en la cual no tienen cabida las diferentes realidades que conviven en Venezuela.

Por ejemplo, la carestía no es consecuencia de que el socialismo destruyó el pequeño aparato productivo que heredamos de la IV República, sino que es generada por una guerra económica de la derecha burguesa. Dicen que luchan contra el imperialismo yanqui, que quiere nuestras riquezas y convertirnos en colonia; pero, desde hace rato, Estados Unidos sigue la política del "Buen Vecino". Dicen que los hechos delictivos son  residuos de la moral capitalista, en la cual lo más importante es el consumo; pero ya llevamos 15 años de educación socialista y los índices de delincuencia siguen subiendo, mientras que Diosdado, y los más cercanos al apamate, hacen fiestas en “La Quinta Esmeralda”, compran propiedades en países capitalistas y amasan el usufructo de nuestra industria petrolera en paraísos fiscales. Hablan de que la prensa incita a la violencia social y la multan por ello; pero es un hecho documentado que Juan Barreto y Freddy Bernal armaron a un gentío para que, a la hora de la chiquita, defendieran la revolución (recordemos los “Círculos Bolivarianos”, hoy Colectivos Revolucionarios).

Y si hablamos del último mes, ¿qué podemos decir de los llamados a la paz en cadena nacional, mientras se agrede a protestantes que, en su mayoría, son pacíficos?, ¿nos atreveríamos a decir que este gobierno cumple con su función de hacer respetar la ley cuando le aplica juicios sumarios a la disidencia, mientras hay prisioneros comunes que llevan años esperando por ir a la corte? ¿Podemos hablar de que este gobierno es humanista, como el Gran Hombre-Gran Hermano se caracterizaba, cuando la Guardia Nacional Bolivariana tortura y somete a tratos crueles a los detenidos por protestar? ¿Podemos hablar
El Gran Hermano te observa, a pesar de la anarquía.
 San Juan, Caracas.
 Foto de @ErwinLopezCcs
 de Estado de Derecho, cuando se llevan detenidas a personas sin estar en flagrancia comprobada y sin mediar orden judicial? ¿Podemos hablar de libertad de expresión y de pensamiento cuando se ataca a la prensa por hacer su trabajo?


Pues sí, muchos, como Josefina, piensan que el gobierno está en lo correcto y mientras este régimen se siga apoderando de los espacios virtuales, físicos y emocionales, nos veremos cada vez más sometidos, como ella. Porque el Partido gobierna, porque controla todo: las divisas, la escasez, el hambre, la verdad, el amor, por dónde caminas, qué vas a consumir y qué vas a estudiar en el exterior. Y con mucho dolor, les tengo que decir que también van a intentar dominar lo que nos es más preciado: nuestros niños y jóvenes, adoctrinándolos, controlándoles la mente como pasa en Cuba y en Corea del Norte. Ésta es la última etapa de la trampa. Si ellos son dominados, viviremos como en la Isla de la Felicidad.

Mi intención, con estas palabras, más que crear desesperanza, busca promover actitudes no violentas que nos hagan prevalecer sobre este intento de acabar con nuestro bien más preciado como seres humanos: la libertad individual. Si nosotros cedemos el espacio de nuestra libertad individual, el futuro no nos depara augurios positivos. Muchas herramientas están a la mano para combatir el totalitarismo que se quiere establecer. Mucha unión necesitamos para poder sobreponernos a tiempos tan aciagos; pero nunca debemos perder la esperanza de ver a nuestro país libre del personalismo, en desarrollo sostenido, y con una sociedad que crea en los valores de la República, respetando el derecho de las minorías y en democracia.

Por Erwin López

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