jueves, 14 de agosto de 2014

Degeneración

Un domingo como todos, aburrido y con olor a plancha.
Un silencio fastidioso recorre la ciudad,
me hace recordar constantemente que es el día en el que Dios descansó 
y que en el canal cuatro transmiten las mismas películas.
En cine millonario.

Mi generación amanece aturdida,
ayer fue rumba, ayer fue sexo…
ayer fue el resultado latente y patético de que estamos perdidos.

Enviciados con la ociosidad por concepto,
entregados a renegar del sistema
¿Quién coño sabe qué carajos es el sistema?

Destructores del lenguaje por modismo,
trabados con ropas extravagantes
por la necesidad de no perdernos en la muchedumbre.
Articulados con el codo y el cigarrillo,
un ballet de perdiciones que bailamos al unísono,
en una especie de orquestación momentánea y pasajera
que nos hace sentir, inútilmente, como parte de algo.

Mi generación, llena, atiborrada de artistas pendencieros y tristes,
malhumorados por el trasnocho,
creadores de cine, ensambladores de teatro,
especialistas en la paródica página de este libro
que dedicamos a la diversión vacía e irracional, casi surrealista,
en que se ha trasformado el agruparnos.

Drogas de recreación, si es que acaso existe alguna de otro tipo,
que se conglomeran desesperadas, gritándonos: “I’m the chosen one”
y nosotros corremos hacia ellas gritándoles exactamente lo mismo.

Funcionales en medio de todo el desastre colectivo
en que hemos encontrado el eslogan real de nuestra existencia:
Me drogo… luego no existo.

Niñas que se divierten entre las manos de un cualquiera
y se sienten atractivas porque su teta le parece interesante al extraño cualquiera,
que a su vez se siente importante porque la portadora de la teta atractiva
es el sinónimo inequívoco de que él mismo es interesante.
No somos incomprendidos, somos incomprensibles…
estúpidamente incomprensibles.
Básicos y, por ende, ególatras, autodidactas de la suciedad y la carencia,
espléndidos a la hora de estropearnos la vida…

Ciertamente creadores, creativos al máximo,
potenciales incalculables de incontables obras de arte,
absolutamente inconscientes pero muy, muy bonitos…


[Publicado originalmente en Guayoyo en Letras]
Por Aranesvid López

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