- Para el año 2005 la Biblioteca Nacional ejecutó más de 38,7
millones de bolívares en recursos presupuestarios, el equivalente a más de 20,1 millones de dólares.
- En el 2006 la Biblioteca Nacional devengó ingresos por
más de 53,3 millones de bolívares, al cambio oficial, unos 24,7 millones de dólares. Este año fue de elecciones
presidenciales, por lo que se disparó el gasto público.
- La cantidad de recursos
devengados por la Biblioteca Nacional en el 2007 fueron
cerca de 70 millones de bolívares, aproximadamente 32,3 millones de dólares. Al final de este año fue
negada una reforma constitucional llevada a referéndum, una de las pocas derrotas
de Chávez en las urnas.
- En 2008, año de la reconversión monetaria, la Biblioteca
Nacional ejecutó proyectos por el orden de los 54 millones de bolívares, lo que
representa unos 25,1 millones de dólares. Se
observa un decrecimiento con respecto al año anterior, coincidencia o no, ese
mismo año los precios del petróleo cayeron de forma abrupta.
- Para el 2009, la Biblioteca Nacional recibió transferencias de
recursos para sus proyectos por cerca de 71 millones de bolívares, unos 32,9 millones de dólares. A pesar de la caída de los
precios del petróleo el presupuesto aumentó, cabe recordar que ese año se
registró el proceso electoral para la aprobación de una enmienda constitucional
a favor de la reelección indefinida.
- En 2010, a la Biblioteca Nacional se le había aprobado un
presupuesto de poco más de 90 millones de bolívares, sin embargo, recibió
recursos por el orden de los 138,1 millones de bolívares. Una importante
diferencia considerando que se había solicitado para ese ejercicio fiscal más
de 70 millones de bolívares, asumimos que esta diferencia se debe al aumento de
la tasa de cambio oficial para la adquisición de divisas. En definitiva, al
tipo de cambio oficial, la institución recibió unos 32,1 millones de dólares.
- Para el año 2011 la Biblioteca Nacional recibió recursos por
más de 193,3 millones de bolívares, casi 45 millones de dólares.
Un crecimiento importante del presupuesto, asociado a la recuperación de los
precios del petróleo en el mercado internacional.
- En 2012 la cantidad de recursos transferidos presenta
otro aumento importante y alcanza los 221,1 millones de bolívares, un
equivalente a los 51,4 millones de dólares. Este
período también significó un año electoral, dicho sea de paso, presidenciales,
decisiva en la carrera del chavismo por aferrarse al poder y darle sentido a la
reelección indefinida. Ese año rompió todos los récords históricos en los
indicadores del gasto público social.
- Y, finalmente, en 2013 la Biblioteca Nacional percibió unos 330,6
millones de bolívares, que al nuevo tipo de cambio oficial significó en divisas
unos 52,4 millones de dólares. Nótese que a pesar del
aumento significativo en bolívares (en más de 100 millones) con respecto al año
anterior, la cantidad en dólares no creció en la misma proporción. Esto, debido
al incremento en la tasa de cambio oficial para la adquisición de divisas, que
se tradujo en una devaluación implícita de la moneda nacional. Síntomas
crecientes de la crisis económica que, de forma bastante contradictoria (altos precios del petróleo), hoy padece el país.
En resumen, entre el 2005 y el
2013 el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Bibliotecas
de Venezuela recibió un total de 1.169,9 millones de bolívares, es decir, alrededor de 315,9 millones de dólares, para la ejecución de
proyectos institucionales asociados al desarrollo del Sistema Nacional de
Bibliotecas Públicas. De hecho, la formulación de las políticas
públicas desde la Biblioteca Nacional ha dirigido su
planteamiento en ese sentido: en un primer momento, durante el período
2005-2008 con el proyecto denominado “Fortalecimiento de la
Biblioteca Nacional y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas”;
luego, los años 2009 y 2010 reorientaron los proyectos hacia el “Reimpulso de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas”;
y entre 2011 y 2013, el proyecto ha pasado a denominarse “Fortalecimiento y Reimpulso del Sistema Nacional de Bibliotecas y
la Biblioteca Nacional”. Lo que en teoría significa que la mayor
parte de los recursos ejecutados han debido dirigirse a la inversión y
desarrollo del sistema público bibliotecario.
En cuanto a resultados de la
inversión, muchos son los logros resaltados en los Informes de Gestión contenidos en las Memorias. Sin embargo, hay un conjunto
de obstáculos o dificultades que se presentan durante
la ejecución de los proyectos año tras año. Preocupa sobremanera que a lo largo
de los años destaquen: falta de
recursos, insuficiencia de recursos financieros, recortes de inversión,
insuficiencia de recursos presupuestarios, insuficiente asignación de la Ley de
Presupuesto, y afines. Resulta increíble la serie de problemas que
aún hoy persisten:
Falta de personal, para la
atención y organización de los depósitos de colecciones en los diferentes
servicios de la Biblioteca Nacional y la Red Metropolitana, y la suspensión del
Sistema de Información NOTIS que generó retrasos y rezagos en la distribución
de volúmenes al Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.
Incumplimiento de la Ley de
Depósito Legal, insuficiente personal especializado,
e insuficiencia de recursos financieros para atender las necesidades de
mantenimiento de la infraestructura de las bibliotecas públicas.
Recortes de inversión previstos
para la adquisición de los materiales bibliográficos, no bibliográficos y
audiovisuales, por la vía de la compra para el enriquecimiento de las
colecciones, deterioro de las infraestructuras, falta de mantenimiento preventivo
y correctivo de las bibliotecas públicas, y obsolescencia de equipos de
computación y sistemas, que ocasionan la lentitud en los procesos.
Desactualización en las
colecciones, de materiales extranjeros y nacionales, falta de insumos para la edición y difusión en
papel de documentos de apoyo técnico a los bibliotecarios de la Red Nacional de
Bibliotecas Públicas, falta de transporte para
trasladar al personal, insuficiencia de recursos presupuestarios para atender
las necesidades de la Red de Bibliotecas Públicas de los estados, y fallas
constantes del sistema automatizado NOTIS debido a su lento proceso de
sustitución.
Dificultades en la recolección de
la información estadística, de algunos servicios bibliotecarios públicos en
algunos estados, retrasos en el procesamiento técnico definitivo de las
colecciones de la Biblioteca Nacional y de las Bibliotecas Públicas (caso
NOTIS), falta de insumos y materiales importados, que afecta la
realización de actividades de preservación y conservación, déficit de talento
humano capacitado y especializado.
Insuficiente asignación de
la Ley de Presupuesto, para adquirir por la vía de compra, los títulos y los
ejemplares de materiales audiovisuales, bibliográficos y no bibliográficos,
para atender las necesidades de información de los usuarios, de la Biblioteca
Nacional y el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas; y además, falta de
materiales y suministros importados, para conservar, duplicar y microfilmar las
colecciones.
Para tener alguna idea de lo que
representa la inversión en bibliotecas en Venezuela volvamos a las cifras.
Según la estatal petrolera PDVSA los ingresos por ventas de petróleo crudo y sus productos entre 2008 y
2012 superan los 520.000 millones de dólares.
Por su parte, los recursos transferidos a la Biblioteca Nacional
en el mismo período suman 186,4 millones de dólares. Si cruzamos una
información con la otra obtenemos una aproximación cuantitativa de lo invertido
en el sector bibliotecas con relación a los ingresos petroleros. Entonces, podemos decir que la inversión social dirigida al
sector de bibliotecas en Venezuela durante el período 2008-2012
representa en promedio el 0,03% de los ingresos totales que
por concepto de ventas de petróleo se generaron en el mismo período
en nuestro país.
Ahora, cuáles son las tendencias o cuáles son los retos que vienen. Por una parte, los estudios
indican que las reservas probadas de petróleo en todo el mundo garantizan el
suministro de crudo en el futuro, hecho que tiene como principal figura a
Venezuela; además, la demanda energética se mantiene principalmente por el alto
consumo de los países emergentes, lo que significa que los precios del petróleo se mantendrán en alza. Salvo
algún imprevisto político de los emergentes que los lleve a consumir menos
(Op.cit. Ortega, p. 25). Y por otro lado, a pesar de que el porcentaje de
inversión en bibliotecas es ínfimo con respecto a toda la bonanza petrolera que
–en teoría– genera Venezuela diariamente, los recursos asignados a la
institucionalidad bibliotecaria no dejan de ser relevantes. El gran
problema surge cuando en reiteradas ocasiones se presentan serios déficits presupuestarios y no son atendidos
con la efectividad necesaria, quizás, una reforma legal en el futuro para el
financiamiento de las bibliotecas que la aleje de la dependencia casi
incuestionable de “papá Estado”, pudiera ser parte de las múltiples soluciones
que se requieren.
Hemos visto que efectivamente en
la patria natal del Libertador Simón
Bolívar en este comienzo un tanto accidentado del siglo XXI se ha
hecho un esfuerzo en inversión social, al menos desde el punto de vista
numérico o estadístico, sobre todo en educación. Pero lo más mínimo en cultura, comunicación, ciencia y tecnología; es decir,
bastante menos en emprendimiento, innovación y competitividad.
En un momento vital en el que el mundo entró en la era de la información, que
inició el discurso global de la Sociedad de la Información,
en el que las tecnologías de información y comunicaciones se convirtieron en
protagonistas y en el que como nunca toca cerrar las brechas sociales, y sobre todo una nueva en la lista:
la brecha digital; allí, en ese momento, resurgen las Bibliotecas. Así las cosas, nos
preguntamos: ¿Se han aprovechado los recursos
históricos de los últimos lustros para impulsar en Venezuela a las bibliotecas,
como una institución fundamental para la democracia, el cambio social, el
desarrollo humano y la innovación?
Evidentemente,
no. Por
ello, todo parece indicar que -y en palabras del “profeta olvidado”
Juan Pablo Pérez Alfonzo- seguiremos
“hundiéndonos en el excremento del
diablo” [6]. Y eso, tristemente, no excluye a
nuestras bibliotecas.
Sólo me queda invocar a Don Uslar y tener esperanzas en aquella utopía nuestra de
la aparente primavera no perecedera: sembrar el petróleo.
Por Renny Granda