[Extracto del Proyecto La promoción de lectura en la biblioteca universitaria: caso biblioteca Pedro Grases.]
Foto tomada de Analítica.com |
Ahora bien, el fin último del acercamiento a la
lectura, como también se le conoce, no solo tiene por objetivo crear el gusto o
el amor por la lectura, más bien, y he aquí su real importancia, debe ser
potenciar habilidades lectoras, desarrollar en el usuario un cúmulo de
competencias que le permitan obtener conocimientos a través de la lectura, lo
cual pasa primero que todo por aprender a leer, entendiendo a la lectura, no
solo como la habilidad de decodificar una serie de signos plasmados en un formato
e idioma determinado, sino como la capacidad de comprender, de internalizar, de
analizar y criticar aquello que se ha decodificado; es decir, lo que se ha
leído. Lo demás (el amor y el gusto por la lectura) vendrá por añadidura.
Hablar de promoción de lectura en una biblioteca
universitaria, por lo menos en América Latina, y muy particularmente en
Venezuela, es algo realmente novedoso ya que no figura paradigmáticamente
dentro de las actividades propias de este tipo de bibliotecas. Así, a grandes
rasgos, se entiende que una biblioteca universitaria está para apoyar la
docencia y la investigación a través de la puesta al servicio de una serie de
recursos, bibliográficos, electrónicos, digitales, multimedia, entre otros,
debidamente organizados, e inclusive procesados para su consulta.
Adicionalmente, la formación de usuarios es otra actividad, aunque más
reciente, muy propia de este tipo de unidad de información, generalmente
enfocada en el uso de los recursos de la biblioteca, donde se le enseña al
usuario estrategias de búsqueda de información, evaluación de fuentes y sus
tipos, uso de recursos electrónicos, entre otras. Pero no se toma en
consideración que todo lo que el usuario va a buscar, todo lo que va a evaluar
tiene que ser leído por él. En otras palabras, se asume que el usuario es un
lector competente.
En este sentido, la Biblioteca Pedro Grases de la
Universidad Metropolitana se ha propuesto desarrollar e implementar un programa
de promoción de lectura el cual se concibe como complemento fundamental del Programa de Desarrollo de Competencias en el
Uso de la Información, este último enmarcado en lo que se conoce como Alfabetización Informacional (ALFIN) y
que desde hace varios años lleva a cabo la Biblioteca. Es un proyecto
ambicioso, que no solo está dirigido a su comunidad de usuarios naturales, es -estudiantes, profesores y personal administrativo- sino que además busca
impactar a su entorno más cercano, entiéndase las comunidades aledañas a la
universidad, representadas en este caso por bibliotecas públicas, escuelas,
colegios y centros culturales. He aquí donde se enmarca el proyecto con el eje
central de la XVII Conferencia Internacional de Bibliotecología “Las unidades
de información como herramientas de inclusión ciudadana”.
En este sentido, es fundamental que la Universidad
Metropolitana también se siga haciendo sentir, en este caso, con un programa
que extiende la promoción de lectura a la comunidad (tomando en consideración
que rodean, a la universidad, comunidades altamente empobrecidas, con limitado
acceso a recursos culturales y educativos), trabajando conjuntamente con las
bibliotecas públicas del sector, generando una oportunidad inigualable de
contribuir con el desarrollo social y cultural, no sólo de las comunidades
aledañas al recinto universitario, sino del país. Rompiendo, de esta forma, el
paradigma que existe, alrededor de las bibliotecas universitarias, según el
cual éstas se deben única y exclusivamente a su comunidad de usuarios: estudiantes, profesores y empleados, dejando a un lado su entorno.
El objetivo, en definitiva, consiste en introducir la
lectura de forma que no se perciba como una obligación o carga académica, sino
como una opción alternativa a las actividades académicas, partiendo de la
premisa de que cualquier lectura, salvaguardando los valores éticos y
morales, puede ser buena o provechosa,
ya que ésta –de alguna manera– ejercita el intelecto. Esta iniciativa, que no
deja de lado, como se explicó previamente, la Responsabilidad Social
Universitaria, entiende que un profesional mejor formado es un ciudadano capaz
de dar lo mejor de sí para el progreso de nuestras sociedades.
Por Américo Alvarado P.
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