viernes, 27 de marzo de 2015

Reflexiones desde el clásico

Fuente: Goal.com
Me quedo con el fútbol sencillo de Benzema, del incansable Alba y del silencioso e increíblemente seguro Bravo. Siento que fueron determinantes, casi podría decir imprescindibles.

¿El resto? Goles en momentos no esperados, un Madrid adelantado, recuperando y proponiendo -cuando medio mundo presagiaba lo contrario- y un Barcelona temible al contragolpe. ¡Sí, me leen bien, al contragolpe! Una vez convertido el 2-1, pudo haber goleado al Real Madrid.

Y es que ese segundo gol fue una losa para el Madrid, ¡pesada, muy pesada! Buen pase profundo de Alves y exquisitez en el control... Luego, complicidad en la colocación de Iker ante el remate cruzado -e inesperado- de Suárez. A cobrar y festejar...

Aprovecho y escribo del uruguayo recién llegado al Barsa: Luis crece en este equipo. No le queda más remedio. Es algo así como mirar a los lados y decir "mi única posibilidad, aquí, es crecer". Y va y lo hace. Corre, propone, tiene descaro, pasa, celebra, cede, acepta... Y el domingo, en medio de la noche catalana, festejó un gol que tenía atragantado... Un gol que te abre las puertas a tres puntos que, probablemente, no merecía el equipo; pero ahí están... ¡Bien por él!


Y desde Suárez, regreso a Benzema: jugador sacrificado y delicado. Su espuela es una oda al anticipo, al ver una jugada posterior cuando todos estamos solo admirando su desmarque. Pero su partido fue mucho más que eso y se encontró con Bravo (si me apuran ustedes hoy, el mejor fichaje del verano para cualquier club): serio, trabajador, callado -ese silencio que no suena a humildad forzada- siempre activo, siempre presente bajo los tres palos azulgranas... Y Alba, ese "pequeñín" que cuando se planta ante la portería contraria, sin importar la camiseta que defiendas, deseas que anote: porque lo merece, porque se lo corrió, porque llegó ahí para hacerse o hacer un hueco. Jordi Alba tiene la particularidad de tener que hacerlo muy pero que muy mal, para hacer sentir defraudado al espectador...

El Barsa ganó el partido y tres puntos. El Madrid ganó credibilidad, el gol average particular y, además, se encontró con esa especie de aura que acompaña a los grandes: "estoy aquí, y, si me lo permites, voy a vencer -recordemos la Champions, mayo 2014". El Madrid no ganó puntos, pero se encontró con ese talante histórico que, si bien su actualidad pareciera desestimar, pesa tanto como para aparecer hasta cuando pierde. Y claro, ¡bien por ellos!

José Miguel Goñi

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