Foto tomada de @johansantana |
Es
imposible olvidar lo que ha significado Johan Santana para el béisbol
venezolano. En 2004 consiguió poner en alto el nombre de nuestra nación,
obteniendo un premio que nunca había sido conquistado por un pitcher criollo.
Esa temporada nos hizo soñar con grandes cosas: El zurdo lograba consolidar un
año brillante, venciendo así al emblemático Curt Schilling en la carrera por
ser el mejor lanzador de la Liga Americana. En 2005 volvió a demostrar sus cualidades,
quedando de tercero en la elección, detrás de Bartolo Colón y Mariano Rivera. Un año después, Santana evitó dejar dudas y se alzó (nuevamente de forma unánime)
con el premio que lo distinguió como el mejor de su liga. El zurdo se unió a Sandy Koufax, Roger Clemens, Greg Maddux y Pedro Martínez
como los únicos que han ganado unánimemente el premio Cy Young en más de una
ocasión.
Hoy
lucen lejanos los años cuando era considerado el mejor lanzador del béisbol. Su
brazo zurdo, que tantas victorias ha alcanzado, ya no es el mismo; pero los
amantes de este juego esperamos con optimismo que, con su esfuerzo, podamos ver
a un Johan experimentado, capaz de seguir sorprendiendo a los bateadores con
sus lanzamientos, especialmente con su distintivo cambio de velocidad. Esperamos,
igualmente, que la bestia negra (las lesiones) abandone su objetivo de acabar,
prematuramente, una de las carreras más importantes de un beisbolista nacido en
Venezuela. Su talento y su típica gentileza, que también lo ha caracterizado,
merecen este nuevo comienzo.
De
momento, podemos decir que el gocho ya ha dado el primer paso. Consiguió el
contrato que le permitirá, si se mantiene sano, continuar escribiendo su
historia dentro de este deporte. Nosotros, los espectadores, ávidamente leeremos
esos nuevos capítulos que sus lanzamientos redactarán en los campos del
norte.
Por Manuel Ferreira Cid
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