Fuente: Goal.com |
Me quedo con el
fútbol sencillo de Benzema, del incansable Alba y del silencioso e increíblemente
seguro Bravo. Siento que fueron determinantes, casi podría decir
imprescindibles.
¿El resto? Goles en
momentos no esperados, un Madrid adelantado, recuperando y proponiendo -cuando
medio mundo presagiaba lo contrario- y un Barcelona temible al contragolpe. ¡Sí, me leen bien, al contragolpe! Una vez convertido el 2-1, pudo haber goleado
al Real Madrid.
Y es que ese
segundo gol fue una losa para el Madrid, ¡pesada, muy pesada! Buen pase
profundo de Alves y exquisitez en el control... Luego, complicidad en la
colocación de Iker ante el remate cruzado -e inesperado- de Suárez. A cobrar
y festejar...
Aprovecho y escribo
del uruguayo recién llegado al Barsa: Luis crece en este equipo. No le queda
más remedio. Es algo así como mirar a los lados y decir "mi única
posibilidad, aquí, es crecer". Y va y lo hace. Corre, propone, tiene descaro,
pasa, celebra, cede, acepta... Y el domingo, en medio de la noche catalana,
festejó un gol que tenía atragantado... Un gol que te abre las puertas a tres
puntos que, probablemente, no merecía el equipo; pero ahí están... ¡Bien por
él!
Y desde Suárez,
regreso a Benzema: jugador sacrificado y delicado. Su espuela es una oda al
anticipo, al ver una jugada posterior cuando todos estamos solo admirando su
desmarque. Pero su partido fue mucho más que eso y se encontró con Bravo (si
me apuran ustedes hoy, el mejor fichaje del verano para cualquier club): serio,
trabajador, callado -ese silencio que no suena a humildad forzada- siempre
activo, siempre presente bajo los tres palos azulgranas... Y Alba, ese
"pequeñín" que cuando se planta ante la portería contraria, sin
importar la camiseta que defiendas, deseas que anote: porque lo merece, porque
se lo corrió, porque llegó ahí para hacerse o hacer un hueco. Jordi Alba tiene
la particularidad de tener que hacerlo muy pero que muy mal, para hacer sentir defraudado al espectador...
El Barsa ganó el
partido y tres puntos. El Madrid ganó credibilidad, el gol average particular
y, además, se encontró con esa especie de aura que acompaña a los grandes:
"estoy aquí, y, si me lo permites, voy a vencer -recordemos la Champions, mayo
2014". El Madrid no ganó puntos, pero se encontró con ese talante
histórico que, si bien su actualidad pareciera desestimar, pesa tanto como para
aparecer hasta cuando pierde. Y claro, ¡bien por ellos!
José Miguel Goñi