Después de la derrota ante los ejércitos de la Corona Española en la Primera Batalla de la Puerta, a las tropas independentistas no les quedó otra alternativa que cubrir los caminos que, a través de los Valles de Aragua, conducían a la capital de la recién liberada República. Muchos hombres perdió Bolívar en la refriega, gran parte de ellos eran veteranos de la Campaña Admirable, quienes para la coyuntura bélica eran irremplazables dada las características del enemigo de turno: José Tomás Boves, asturiano, blanco del Estado Llano –es decir plebeyo–, quien lideraba una hueste que, según la demonología patriótica, debió salir del mismísimo Averno. El estandarte de esta “Legión Infernal” era la calavera, su leitmotiv, como muy bien reprodujo Uslar Pietri en sus Lanzas Coloradas, era el resentimiento, el deseo de venganza en contra de aquellos que querían, irónicamente, liberarlos.
Los patriotas defendieron los valles que circundan el Lago
de Valencia con valentía, pero una a una sus poblaciones fueron cayendo en las
manos de los 8000 venezolanos que seguían con el empeño de destruir a sus
libertadores. Ante la inminente derrota, José Félix Ribas, que para el momento
estaba encargado de la defensa de Caracas, recluta a los seminaristas y a los
estudiantes laicos de la Universidad de Caracas, para llevarlos a vencer de
manera heroica a un ejército superior en número y en capacidad combativa.
Quizás de esta manera pudiéramos resumir lo que se repite una y otra vez en los
libros de Historia de Venezuela, que, más allá de educar, se empeñan en hacer
memorizar un evangelio independentista, sin hincar el diente en varias
características interesantes de los contendientes en la Batalla de la Victoria.
La primera: los enemigos de la República, van más allá de la figura de Boves y
de alguno que otro canario, ya que, en su mayoría, estaban compuestos por el
80% de la población colonial, comprendiendo a negros esclavos, zambos, mulatos,
mestizos, indígenas y pardos. Aunque parezca insólito, la “Legión
Infernal”, que tanto daño y destrucción causó, estaba compuesta por los
venezolanos que fueron excluidos de la toma de decisiones en los asuntos del
nuevo país, bien sea por su color, por sus antepasados o por su condición
social. Boves es el primer gran héroe popular venezolano, de hecho es el primer
Gran Taita, y sus seguidores fueron los que, para el chavismo, conformarían “el
pueblo”.
Por Erwin López