Por @erwinlopezccs |
De
antemano el autor le pide perdón a cualquier simio que se sienta ofendido por
esta imagen. Ningún ser vivo se compara al gorila venezolano.
El gusto de
Venezuela por los “gorilas a caballo”, o al menos con arma blanca, no es para
nada nuevo. El caudillismo por sus características como sistema político
impidió que la Venezuela del siglo XIX pudiera tener periodos largos de
prosperidad y paz porque se basa en el ejercicio de la política por la vía
armada. Es el gobierno del más fuerte. Entonces, mientras los generales y
doctores dirimían sus conflictos a machetazos, Venezuela languidecía por un
crecimiento poblacional casi nulo, una economía destruida por la continua
destrucción de su infraestructura y la falta de mano de obra mientras sus
riquezas eran saqueadas por estos señores de la guerra.
Con la
llegada del siglo XX y de los andinos al poder, Venezuela cierra la etapa de
los caudillos para intentar modernizarse al mismo paso de su Ejército
Profesional y, además, vive uno de sus periodos más largos sin agitaciones
armadas. Sin embargo, el germen del “gorila a caballo” pasó de los “ciudadanos
armados” del siglo XIX al ejército profesional del siglo XX, y de allí los
problemas que aún nos aquejan. De Delgado Chalbaud a Pérez Jiménez, de Argimiro
Gabaldón a la presentación de CAP como el hombre de la democracia fuerte, ese
anhelo de muchos venezolanos porque alguien más guíe nuestros destinos nos llevó
al chavismo o el “gorilato con boina”.
La
destrucción de toda la institucionalidad lograda durante el siglo XX fue el
gran resultado del chavismo y a la vez la causa de un fenómeno que ahora, en
medio del caos producido por la muerte del Gorila de Sabaneta, vemos expresado en proclamas hechas por
miembros de la FANB y de otros personajes armados por redes sociales y la televisión pública -dependiendo del
bando- que guardan una espeluznante semejanza con aquellas hechas por los gorilas
del siglo XIX: todas sus palabras parecieran centrarse en la defensa de la
democracia y de los principios morales más altos.
Sin embargo,
como en el siglo XIX, luego de las bonitas palabras vienen la miseria y el hambre
provocada por una absurda violencia política que solo sirve para demostrar
quien es más “cuatriboleao”, pero que no resuelve los problemas urgentes del
país que, por demás, solo se pueden solventar en un clima de paz y respeto a la
ley. La resolución democrática de los conflictos es la única garantía para una
mejor Venezuela y la defensa de este derecho a la paz y a la democracia nos
alejará un poco más de la barbarie en la que el chavismo sumió a nuestro país.
Es algo que todos debemos entender, incluso los que portan las armas de la República.
Por Erwin López